SOLIDARIDAD: Los seres humanos son individuos que pertenecen a una sociedad. Cada individuo según la historia, el contexto social y geográfico es producto de la sociedad con la que convive. Por ello, tiene la capacidad de compartir intereses y responsabilidades que sirvan de apoyo a la comunidad por un mismo ideal.
RESPETO: La vida en sociedad requiere de tratos mínimos para desarrollarse. Una base fundamental es dar al otro el trato que se desea para sí mismo, reconocer a los demás seres humanos como libres, con dignidad e igualdad de derechos y deberes.
RESPONSABILIDAD: Cada individuo tiene una función social dentro de su comunidad. Esta función está determinada por una actitud de auto gestión que libera al individuo de la dependencia y le posibilita asumir por igual sus logros y equivocaciones que lo llevan a adquirir madurez y felicidad.
AUTONOMÍA: Cada uno de los integrantes de una comunidad tiene la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Tiene la posibilidad de elegir y participar con libertad, asumiendo que el auto gobierno y la responsabilidad son patrimonio individual, sin distingo de edad, género, religión, grupo étnico o posición socio-económica. Puede ser constructor de su propia historia, responsable de los propios actos y apto para decidir qué tipo de persona se desea ser.